lunes, 13 de julio de 2020

YA ESTÁ DIEGO CON NOSOTROS

Hace tres meses despedíamos en la familia a un Diego nonagenario que nos abandonó tras una larga e intensa vida. Ayer tomó el relevo otro Diego al que le espera asombrarse cuando salga a la calle y vea cómo las cosas se mueven y gente como él pero mayor, se esconden tras unas máscaras como si estuvieran representando una obra de teatro.Cuando Diego conozca a su hermana Sofía, conocerá a quien lo cogerá de la manita y le enseñará a dar los primeros pasos en la vida. Y un día lo visitará su abuelo polaco o él visitará al abuelo y allí conocerá a sus primos de aquel país que también es el suyo, porque su madre le enseñará a amar lo que también a él le pertenece. A sus primos de aquí ya los habrá conocido para entonces, y apreciará en ellos - aunque él todavía no lo perciba - la protección de los que siendo todavía niños, empiezan a tener cosas de mayores de tanto observar cómo estos se comportan. Diego ha venido al mundo haciéndose notar y dejando huella en el cuerpo de su madre: Una cicatriz que irá desapareciendo conforme el niño vaya creciendo. A Diego le queda un largo camino que recorrer en la vida. Un camino que esperemos tenga más luces que sombras, porque de éstas también habrá. No estamos hechos los humanos sólo para el placer y la alegría. También en nuestros caminos se cruzan a veces sombras. Pero como dijo ayer mi hijo Diego, el padre del niño; él nunca lo abandonará en el camino de la vida. Tampoco lo abandonaremos los que estamos para ayudar, para tratar de hacerle la vida más fácil a los que nos rodean.
Bienvenido a la vida, Diego. Esperemos que con tu fuerza y con la de tantos niños como tú que se asoman al balcón de la luz tras abandonar las tinieblas de donde venís, el mundo sea mejor el día de mañana, desaparezcan las desigualdades y también los niños nacidos en otras latitudes, puedan gozar de la comida diaria y de la educación necesaria para ser de mayores mujeres y hombres libres.
Diego, también eres un niño afortunado porque no muchos como tú, pueden presumir de tener dos bisabuelas todavía entre nosotros. A ellas les alegrarás la vida con tu primera sonrisa, los primeros dientes, tus primeras palabras. Tus abuelas Sofía y Alcora te estrecharán entre sus brazos. La abuela Alcora tiene el privilegio de haberlo hecho ya. La abuela Sofía lo hará con los brazos de su hija Ola, tu madre.

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