domingo, 13 de noviembre de 2011

ANDALUCÍA ANTE EL 20-N

     El próximo domingo, aproximadamente a la misma hora en que escribo estas líneas, sabremos el resultado de las elecciones generales, donde se elegirán a 350 diputados y 208 senadores, aunque según las encuestas  el PP sacará una mayoría absoluta desahogada y el PSOE sufrirá, probablemente, la mayor derrota de su historia reciente. Tendremos por tanto cambio de gobierno y nuevo presidente, en línea con lo que viene ocurriendo en otros países de la Unión Europea, donde están siendo derrotados todos los gobernantes en el poder, independientemente de  si son conservadores o progresistas, lo que me lleva a considerar que tal vez las políticas equivocadas no sean solo las nacionales, sino que en el conjunto de la Unión los dirigentes políticos  estén  haciendo algo mal, muy mal, para que los gobiernos vayan cayendo uno tras otro.
     A mi entender, y sin profundizar en la política económica realizada en España por los gobiernos del sr. Zapatero, ciñéndome solo a la campaña electoral, el PSOE y su candidato sr. Rubalcaba están cometiendo el error de no defender las medidas llevadas a cabo por el ejecutivo en los últimos cuatro años, sobre todo las más duras: recorte de los salarios a funcionarios, congelación de pensiones, reforma constitucional, etc., dando la impresión que han sido  tomadas con frivolidad, poco meditadas e impuestas por  los mercados. Si el PSOE no defiende sus propias políticas, ¿quién lo va a hacer? La oposición seguro que no. Ésta se ha limitado a criticar, utilizar la ambigüedad en sus mensajes y no comprometerse a casi nada. ¡Nunca con tan poco bagaje un partido político va a sacar tantos votos! Si el sr. Rubalcaba le hubiese puesto el mismo ardor a defender las políticas de los gobiernos de los que él ha formado parte que a sus propuestas electorales -muchas de ellas contradictorias con lo hecho-, estoy seguro que la diferencia sería  menor entre los dos partidos mayoritarios, entre 7 y 10 puntos, no entre 15 y 18 como ahora.
     Pero al margen de la magnitud de la victoria del PP, existe un dato preocupante para los andaluces, ya que podemos seguir sin diputados o senadores andalucistas en los próximos años, lo que significa que los intereses específicos de Andalucía no van a estar presentes en las Cortes Generales, al contrario de lo que ocurrirá con Galicia, País Vasco, Cataluña, Canarias, Cantabria y Asturias, que sí van a contar con representantes de partidos nacionalistas o regionalistas. Ni siquiera ser la comunidad autónoma con más paro, 28% frente al 11% del País Vasco, es suficiente para que los andaluces elijan de entre los más de 60 diputados a alguno andalucista. ¿Es por la ausencia de éstos por lo que nos va tan mal? Probablemente influya, en contraposición a las comunidades más desarrolladas que sí tienen fuerzas propias con presencia en Madrid. 
     Creo que no debemos resignarnos a lo que las encuestas dicen, ya que de aquí al próximo domingo pueden variar las cosas. En caso contrario, Andalucía seguirá siendo la comunidad española más poblada y con más territorio, pero la de menos peso político, cada vez más alejada del nivel de desarrollo y progreso que elecciones tras elecciones nos prometen unos y otros, sin que nunca llegue a hacerse realidad.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

GRECIA

     La decisión del presidente heleno Jorgos Papandreu, de someter a referéndum los últimos acuerdos de la Unión Europea sobre el plan de rescate a su país, ha puesto nerviosos a casi todos los dirigentes del mundo, ya que no solo los europeos han mostrado su rechazo, sino que desde Estados Unidos  también se han escuchado voces críticas con dicha postura.
     Estamos ante lo que llaman desde Bruselas, Berlín y París una crisis de consecuencias muy graves, ya que puede acabar con Grecia en la quiebra y con un lastre difícil de digerir para el resto de los países de la zona euro. Sin entrar a valorar dicha gravedad, resulta al menos llamativo que utilicen  la palabra crisis  Merkel, Sarkozy y otros líderes europeos, como si no estuviésemos instalados en la crisis desde hace varios años. Y de eso se sabe mucho en España, especialmente lo saben los cuatro millones y pico de parados que no ven la luz que les devuelva al mercado de trabajo.
     Desde mi punto de vista, el anuncio de una consulta popular por parte de Papandreu es una buena noticia, ya que será el pueblo soberano el que decida qué es lo que más le conviene, si permanecer en la zona euro  soportando unos duros sacrificios o salirse de la misma, declarándose en quiebra y empezando un nuevo camino. Desde la distancia no puedo evaluar que es lo mejor para Grecia, ya que solo ellos deben saberlo y en consecuencia pronunciarse. Pero lo que sí aplaudo es la idea de darle la voz al pueblo, cosa que debió hacerse mucho antes en otros países, por ejemplo en  España, donde recientemente se aprobó una reforma constitucional  sin contar para nada con la ciudadanía.
     Hay que acabar  con las repetidas escenas de reuniones a dos entre Merkel y Sarkozy, que no tienen escrúpulos en ningunear permanentemente a sus colegas, que como buenos chicos asienten y ponen en marcha las políticas  aprobadas por el eje Berlín-París. Deben escucharse voces de dirigentes europeos oponiéndose a esa forma tan oscura y recelosa de hacer política, a espaldas no solo de los ciudadanos, sino incluso de los responsables gubernamentales.
      Si queremos profundizar en la democracia y que los pueblos se sientan partícipes de las políticas de sus gobernantes, tendremos que acudir con frecuencia a los referendos, y decidir sobre aquellos temas de gran trascendencia para la vida de los ciudadanos. 
       En España se abrirá en los próximos meses un debate sobre dos asuntos de primordial importancia y que  en mi opinión deben someterse a referéndum: La energía nuclear y la cadena perpetua, ya que ambos aparecen en el programa electoral del Partido Popular. En el primer caso para ampliar los años útiles de las centrales nucleares y en el segundo para modificar el Código Penal y aprobar la citada pena. ¿Son o no asuntos que se merecen una consulta popular?