miércoles, 23 de agosto de 2017


EL DESGASTE DE LA VIDA

La vida son horarios, costumbres, compromisos y actividades programadas. Pero la vida también son esos cinco minutos en los que no hacemos nada, en los que miramos absortos a nuestro alrededor o simplemente dormitamos en un sofá con el sonido lejano de una televisión. Y son esos momentos de vacío o duermevela los que pueden cambiar nuestras vidas. Donde nos hacemos las preguntas que nos pueden llevar a abandonar el trabajo que nos amarga la existencia o al o la amante que empieza a aburrirnos o a atosigarnos. Cuando nos preguntamos si conocemos de verdad a la mujer o al hombre que vive bajo el mismo techo y duerme en la misma cama que nosotros.
¿Conocemos a nuestros hijos? ¿Sabemos realmente lo que piensan de nosotros?
¿Vivir es seguir el camino que diseñamos en nuestra juventud o diseñaron los que decían preocuparse por nuestro futuro? ¿O es cambiar, innovar, desafiar, romper? ¿O sólo observar y contar como hace Saramago en Claraboya? He ahí la cuestión. Cada cual resuelve sus dudas como puede o le dejan. O no las resuelve. Simplemente deja de pensar, de reflexionar, de preguntarse por qué y para qué.
Pero sobre todo hemos de ser conscientes de que en la vida no caminamos solos, sino acompañados por muchos como nosotros que tienen nuestros mismos gustos, nuestros mismos deseos y nuestros mismos desafíos. O no.

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