jueves, 29 de junio de 2017

AL ÁNDALUS Y LAS FUENTES DEL ORO

Título: Al Ándalus y las fuentes del oro
Autor. José Luis de Villar (La Línea de la Concepción, 1960)
Género. Historia
Editorial: Almuzara, 2017

"En el siglo VIII, en el marco del fenómeno de expansión del islam, comenzó a fluir hacia la cuenca mediterránea un oro nuevo. Oro que procedía de una nueva fuente y que llegaba al Mediterráneo en las caravanas que cruzaban el Sáhara: el oro de bilad al-Sudan, el País de los Negros. Entre la segunda mitad del siglo IX, cuando las rutas del Sudán Occidental con Egipto entraron en crisis, y finales del siglo XV, en que los Estados cristianos europeos comenzaron a comerciar directamente con los pueblos sudaneses por vía marítima, el Sáhara fue la única vía de comunicación entre el Mediterráneo y el Sudán Occidental.

Esta obra recoge la conquista del Sáhara, la evolución histórica de los pueblos que habitaban el Sudán Occidental, y las relaciones que estos pueblos establecieron con las sociedades de Al Ándalus y el Magreb, así como las rutas comerciales a través de las que se comunicaron. Unas relaciones en las que el comercio del oro jugó un papel central, extendiéndose a los distintos aspectos de la vida de estas sociedades y prolongándose a lo largo de los siglos."

"....el polvo obtenido por los mineros en las zonas auríferas se moldearía en esas piezas sin inscripciones, o en anillas, alambres y lingotes por artesanos al servicio de los mercaderes del norte del Sáhara en Awdagust, Tadmakka, Gao o Tombuctú, antes de emprender su viaje hacia el norte. La forma en que este oro era transportado hacia el Magreb debía ser muy parecida a la que aparece en la narración que hace René Caillié de su viaje en una caravana desde Tombuctú a Marruecos mucho tiempo después, en 1828: ´Este oro es generalmente enviado a los comerciantes de Tafilet por sus representantes en Tombuctú, en pago a las mercancías enviadas por aquéllos, y que éstos han vendido por su cuenta. Durante nuestras paradas en el desierto, a menudo vi a los moros pesando su oro en pequeñas balanzas parecidas a las nuestras, fabricadas en Marruecos. El oro que es transportado por estos agentes que viajan por el desierto, es cuidadosamente envuelto en piezas de tela, con una etiqueta en la que se anota el peso del metal y el nombre de la persona a la que pertenece.` 

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