martes, 30 de agosto de 2011

Reforma Constitucional

Estamos asistiendo en los últimos días, a un debate sobre la reforma de la Constitución española sobre el control del déficit público de nuestras administraciones.  Por un lado se discute sobre la necesidad o no de dicha reforma, y por otro  si debe  llevarse a referéndum.
Bajo mi punto de vista debe llevarse a consulta popular, no siendo óbice para ello la posibilidad legal de que dicha reforma pueda hacerla el Parlamento, ya que la democracia debe entenderse en un sentido expansivo, nunca restrictivo. Cuanto más participe el pueblo en las decisiones que le atañen,  más concienciado estarán los ciudadanos sobre lo que se decida, coincida o no con la opinión que cada uno haya expresado libremente, siendo cada vez  más las personas que demandan participar en las decisiones políticas que le conciernen. Al mismo tiempo, un referéndum serviría para que la sociedad sepa de qué se debate, qué se propone en la consulta, cuáles serán las consecuencias de la decisión que se tome, etc., ya que se abrirá un debate público en el que se tendrán que posicionar no solo los partido políticos, sino todos los agentes sociales que participan directa o indirectamente en la economía y los particulares que así lo deseen, con la posibilidad de que se  difundan debidamente las posiciones de cada uno ante la receptividad que sin duda tendrán los medios de comunicación. Por ello, los que hurtan este debate público y no quieren contar con el pueblo para este importante decisión se equivocan, siendo más grave este hecho en la izquierda que en la derecha, sabido es que la primera hace gala más notoriamente de la participación del pueblo en la cosa pública que la segunda, más partidaria de que sean las élites  las que tomen las grandes decisiones. 
Protesto por tanto porque se me está hurtando mi voto sobre esta reforma constitucional. Se me está quitando la posibilidad no sólo de votar en el hipotético referéndum, sino de expresar los argumentos por los que creo que habría que votar SI a esta reforma. 
Los recursos económicos de los que disponga una administración, deben gestionarse como si de una economía familiar se tratase, teniendo que esmerarse el administrador de esos recursos en gastar no más de lo que  tenga y en aquello que sea socialmente  rentable. En caso contrario, lo que se denomina endeudamiento, es ponerse en manos de los bancos y los mercados (fondos de pensiones, empresas que cotizan en bolsa, particulares con pasivos importantes, bancos...) y lo que ello significa. No es por tanto cierto que el endeudamiento sea progresista. Falso. El endeudamiento es darle oxígeno a esa banca y mercados que tanto denostamos. Si desapareciera el endeudamiento en las familias y las administraciones, la banca y los mercados perderían protagonismo, hasta el punto de hacerse innecesarios. Así que los ayuntamientos, las comunidades autónomas y la administración central gasten lo que tengan, y estarán socavando la pata principal del sistema capitalista actual. Ya no habrá ningún ente cobrando intereses a la deuda, porque no habrá. ¿A qué se dedicarían las agencias de calificación de las deudas soberanas? A manipular los presupuestos nacionales seguro que no. Tendrían que desaparecer. 
Pero a continuación podríamos preguntarnos de dónde sacaríamos el dinero para las políticas sociales. Pues del ahorro de gastos suntuosos y  nada productivos socialmente: Gastos militares, casa real, diputaciones... Si reducimos o anulamos esos gastos, tendremos más para educación, sanidad, investigación y pensiones. O es que no conocemos a muchos padres que le han dado buena educación a sus hijos ahorrando en cosas superfluas y vanas: Coche último modelo cada dos años, vacaciones en hoteles o apartamentos de lujo, despilfarro en la celebración de las fiestas - particulares o generales- y un largo etcétera que está en la mente de todos. Hay economías familiares modestas, que sin haber  recurrido a préstamos, o sea a endeudarse, tienen hijos maestros,  médicos,  abogados o arquitectos. Pues igual con las administraciones. Y ya que han demostrado  muchos de los que la gestionan ser despilfarradores, establézcase un techo de deuda en la Constitución, y que gasten según los recursos económicos de los que dispongan, y no le den más de "comer" a los bancos y a los mercados.
Por eso quiero un referéndum. Para poder votar SI a la sensatez y a la austeridad.